La razón de establecer el 24 de Marzo como el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, es poder «reflexionar sobre el valor de la democracia y la vigencia de los derechos humanos, para bucear en los conceptos básicos del Estado de derecho y recuperar la importancia de la memoria construyendo un futuro donde hechos como estos nunca más se repitan», tal como se define en Educ.ar al promover recursos para trabajar el tema en las escuelas.
Es cierto que todavía hay heridas que no cierran; las diferencias entre los argentinos y su concepción de la cuestión siguen borroneando los contornos de la convivencia, y la más intrascendente charla de café se vuelve una tribuna ante la sola mención del asunto.
Sin embargo, no deberíamos dejar de reconocer la importancia del trasfondo de la fecha: el Estado debe ser garante de las libertades y el bienestar de sus ciudadanos, y no convertirse en el principal violador de estas garantías, tomando las riendas del poder para dar vía libre a la depredación, el asesinato y la violación de los derechos fundamentales de las personas.