Internet puede ser todo lo libre que queramos, pero no deja de ser curioso como día tras día le damos permiso para hacer cosas de este calibre a los servicios que más amamos y usamos, y no sólo a los dos mencionados aquí, cosas que serían inaceptable en cualquier país democrático del mundo.
Este interesante análisis es parte de un artículo titulado «El excesivo poder que le damos a los servicios en línea», publicado en lainformacion.com ayer.
Las cosas de este calibre a las que se refiere el autor son dos situaciones de cierre de cuentas en Twitter y en Flickr, en ambos casos porque, según adujeron las respectivas empresas, se violaban las condiciones del servicio.
Así que sin más, y ejerciendo ambas empresas su poder de decisión en forma arbitraria e inconsulta, los usuarios vieron desaparecer todo lo publicado durante mucho tiempo. Una de las historias tuvo un final feliz gracias a que en Twitter el borrado tiene marcha atrás: el usuario pareció tener algunas influencias, de modo tal que logró no sólo revertir la situación sino recuperar además todo lo publicado. Pero a los usuarios de Flickr les fué muy mal: la víctima del autoritarismo fue un grupo de 3000 usuarios que perdió todo porque este servicio no tiene recuperación del material borrado.
Seguramente las empresas tendrán un par de buenas excusas para este maltrato. La cuestión de la seguridad, evidentemente será una. Pero eso de tirar con escopeta para que algún perdigón entre no parece ser una buena técnica. Finalmente, la perdíz cazada será cualquiera de nosotros que se atreva siquiera a bromear con hacer algo que a los despotas manejadores de los piolines de las redes sociales y otros servicios les parezca una violación a los terminos del servicio. Entonces, claro, violarán todos nuestros derechos.