En una nota de Octavio Islas para El Universal de México, se demuestra claramente que las miradas de Noam Chomsky y Bill Gates son diametralmente opuestas, entre otras cuestiones, en cuanto al tópico de la inteligencia artificial (IA).
Claro, Gates razona como ingeniero, empresario y filántropo. Chomsky, por su parte, razona como lingüista, filósofo y político.
En el ensayo «Noam Chomsky: The False Promise of ChatGPT» publicado por The New York Times en marzo de 2023, el lingüista calificó a la IA generativa como “el mayor robo de propiedad intelectual que se registre desde que los colonos europeos llegaron a tierras nativas americanas”.
La mente humana ―afirmó― “no es, como ChatGPT y sus semejantes, una máquina estadística y glotona de cientos de terabytes de datos en pos de obtener la respuesta más plausible a una conversación o la más probable a una pregunta científica. Es un sistema sorprendentemente eficiente y elegante que opera con una cantidad limitada de información. No trata de lesionar correlaciones a partir de datos, sino que intenta crear explicaciones”.
Chomsky propuso designar a la IA como “un software de plagio”, ya que “no crea nada, sino que copia obras existentes, de artistas existentes; las altera lo suficiente como para escapar de las leyes de derechos de autor”.
Por su parte, en diciembre de 2023 Bill Gates, fundador de Microsoft, publicó su reflexión sobre el impacto de la IA en la innovación: «AI is about to supercharge the innovation pipeline». Lo hizo en LinkedIn, la red de Microsoft. Allí afirma que “la innovación ha mejorado el mundo. Hoy somos mucho más productivos gracias a la revolución informática. Las economías más prósperas están impulsadas por industrias innovadoras que evolucionan para satisfacer las necesidades de un mundo cambiante. La innovación es la clave para sacar el máximo partido de cada dólar gastado. (…) La IA está a punto de acelerar el ritmo de los nuevos descubrimientos a un ritmo nunca visto”.
En contra de o que sostienen muchos académicos e investigadores, Gates sostiene que la IA podría favorecer el advenimiento de un mundo más igualitario y más equitativo. Y añade que hasta puede reducir o incluso eliminar el desfase entre el momento en que el mundo rico obtiene una innovación y el momento en que lo hace el mundo pobre.
Enfatizando que, desde 2000, las vacunas han contribuido a disminuir de forma significativa los índices de mortalidad en los menores de cinco años, Gates espera que la IA pueda acelerar la creación de nuevos medicamentos. Por ejemplo, medicamentos para curar el cáncer. Y adentrándose en el mundo de la educación, subrayó la importancia de los tutores personalizados de IA para cada alumno, al referir los notables resultados que advierte en plataformas como Khanmigo y MATHia, las cuales son capaces de adaptarse a las necesidades formativas de cada alumno.
Las miradas de Chomsky y Gates son diametralmente opuestas, no solo al considerar a la IA. Entre ambos, nada podría resultar común. Pero ambas miradas son indispensables en el necesario debate que estos cambios tecnológicos merecen.