Japón parece tomar la delantera en la solución de un problema que crece sin medida desde que lanzamos el primer artefacto al espacio en 1957: estamos rodeados de basura espacial, y ellos parecen dispuestos a hacer algo.
Según datos del sitio Online Satellite Calculations, ya en el año 2012 se estimaba que de los aproximadamente 13.000 satélites que hay orbitando la Tierra solo estaban funcionando realmente unos 3.500: el resto se clasifica como basura espacial. Hoy se estima que hay más de 100 millones de pedazos metálicos en órbita, incluyendo viejos satélites, herramientas y fragmentos de cohetes.
La Agencia de Exploración Aeroespacial del Japón acaba de lanzar un módulo que se incorporará a la Estación Espacial Internacional, cuya finalidad será la de recoger la mayor cantidad de basura espacial posible haciendo uso de una correa diseñada con la colaboración de una conocida compañía japonesa en redes de pesca. La “correa electrodinámica” está fabricada a partir de finos alambres de acero inoxidable y alumnio. La electricidad generada por la correa tendría un efecto de desceleración de los desperdicios de mayor tamaño, colocándolos en una órbita inferior.
Se espera que el sistema, a diferencia de proyectos anteriores que fracasaron, proteja no solo a la estación espacial sino también a los satélites de comunicaciones, y permita la observación astronómica sin interferencias.