Informa hoy la BBC en español:
Dos satélites chocaron en plena órbita, en lo que se considera el primer incidente de este tipo registrado de manera pública [el énfasis es nuestro]. La Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) informó que la colisión entre un satélite comercial estadounidense de comunicaciones y un satélite militar ruso fuera de servicio ocurrió a más de 800 kilómetros de altura, sobre Siberia, Rusia. Se indicó que los riesgos que puede representar este accidente para la Estación Espacial Internacional y para el lanzamiento de un transbordador -a fines de mes- parecen ser pocos.
Algunos informes indican que cientos de piezas que dejó el choque están siendo monitoreadas y se cree que la magnitud del accidente no se sabrá sino hasta dentro de varias semanas. La pregunta ahora es si algunas de esas piezas pueden alcanzar la estación espacial, que orbita la tierra a unos 435 Km. por debajo del sitio de la colisión. Según el diario Washington Post, un memo de la NASA indica que ese riesgo es «elevado», pero que los daños que puede causar son «muy pequeños y dentro de límites aceptables».
El satélite ruso, de forma cilíndrica, tenía una masa de unos 800 kilos y era conocido como el Cosmos 2251. Había sido lanzado en junio de 1993 y fue declarado fuera de operaciones hace diez años. El satélite estadounidense pertenecía a la empresa privada Iridium Satellite LLC y tenía la forma de una caja con alas. Pesaba 600 kilogramos y había sido puesto en órbita en 1997. El impacto ocurrió [el martes] a 800 kilómetros de altura sobre Siberia. Según Rupert Wingfield, uno de los corresponsales de la BBC en Moscú, la agencia espacial rusa parece querer distanciarse de cualquier responsabilidad por el accidente, al describir al Cosmos 2251 como «basura de la era soviética». Sin embargo, Wingfield dice que también puede ser que la agencia, que es civil, simplemente no sepa sobre este caso.
La BBC advierte además que es mucho más preocupante la opinión de un experto espacial ruso, quien dice que los restos de la colisión pueden chocar contra otros satélites, incluyendo algunos en desuso de la época de la Guerra Fría, los cuales eran movidos con energía nuclear. Si eso ocurre, indicó el experto, podría formarse un cinturón de restos radiactivos que orbitarían la Tierra.
Se indica además, que tras el impacto se produjo una gran nube de escombros. Se sabe que cuando dos objetos impactan con tal fuerza, los restos del choque pueden destruir otros satélites. Sin embargo, se informa que la NASA espera que la mayoría de las piezas sean consumidas por las altas temperaturas una vez que desciendan a la atmósfera terrestre. Según esta misma agencia, aproximadamente 6.000 satélites han sido lanzados al espacio desde 1957, de los cuales sólo la mitad se mantiene en operación.
Pensandolo bien, parece que con sólo un paraguas no alcanza…
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