Los premios Ig Nobel, una parodia estadounidense del Premio Nobel que se entrega en Suecia, son organizados por la revista de humor científico Annals of Improbable Research.
Los premios Ig Nobel buscan “celebrar lo inusual, honrar lo imaginativo y estimular el interés de todos por la ciencia, la medicina, y la tecnología”. Algunos de estos logros han alcanzado popularidad y aún utilidad a pesar de lo extraño, exótico o gracioso de la idea. Recibir un IgNobel no tiene que ver únicamente con la capacidad investigadora o la excelencia científica: en muchos casos produce beneficios colaterales inesperados de gran valor para la ciencia.
Los ganadores de esta vigésima quinta edición fueron:
– Matemáticas: Recayó en los científicos Elisabeth Oberzaucher y Karl Grammer, por sus intentos mediante las matemáticas para explicar cómo pudo conseguir el Sultán Ismaíl de Marruecos (El Sanguinario) engendrar hasta 888 hijos -o más de 1.000 como le atribuyen las crónicas- entre las fechas de 1697 y 1727. Las conclusiones del estudio revelaron que sí era biológicamente posible con 65 mujeres y 32 años de apareamientos. Así, las simulaciones sugirieron que Ismaíl debió tener relaciones sexuales entre 0.83 y 1.43 veces por día, durante 32 años, lo que harían un total de 1,171 hijos.
– Biología: El Premio, siempre uno de los más divertidos, ha sido otorgado a los científicos Bruno Grossi, Omar Larach, Mauricio Canals, Rodrigo A. Vásquez y José Iriarte-Díaz, por descubrir cómo sería la forma en la que pensamos que caminaban los dinosaurios gracias a su experimento con gallinas. Para ello, pusieron un palo con peso en la parte trasera de una gallina. La evidencia científica es incontestable.
– Química: El galardón fue para Callum Ormonde y Colin Raston (Australia), y Tom Yuan, Stephan Kudlacek, Sameeran Kunche, Joshua N. Smith, William A. Brown, Kaitlin Pugliese, Tivoli Olsen, Mariam Iftikhar y Gregory Weiss (EE.UU.) por inventar una receta química que permite “deshervir” parcialmente un huevo ya cocido. Según el estudio, esa capacidad para modificar las proteínas tendrá un impacto decisivo en mercados tan variopintos como el alimenticio, el industrial o el farmacéutico.
– Fisiología y Entomología: Mereció este año una mención de honor por la creación del Índice Schmidt de Dolor de Picotazos por los estudiantes de posgrado de la Universidad de Cornell (EE.UU.) Justin Schmidt y Michael L. Smith. Para su experimento, cuyo objetivo era averiguar cuál es el punto de la anatomía humana donde más dolor provoca el aguijón de una abeja, Smith consiguió que un grupo de estos insectos le picaran en múltiples ocasiones y hasta en 25 zonas distintas de su cuerpo. El joven científico valoró de 1 a 10 el nivel de dolor utilizando un picotazo en el antebrazo como zona de control o referencia. Así, sus conclusiones revelaron que los lugares donde duele menos una picadura de abeja es en el cráneo, la punta del dedo medio del pie y la parte superior del brazo: Las más dolorosas: las fosas nasales, el labio superior, y la base del pene.
– Gestión Empresarial: Este año fue a manos de los investigadores Gennaro Bernile, Vineet Bhagwat y P. Raghavendra Rau por el estudio que evidencia que aquellos ejecutivos y directores de empresas y negocios que han sufrido desastres naturales durante su infancia son mucho más propensos a tomar riesgos en sus actividades empresariales.
– Diagnóstico médico: ¿Cómo diagnosticar apendicitis aguda mientras circulás en un auto? Pasá por una zona llena de badenes. La cantidad de dolor que sufras será el indicativo perfecto. Este hallazgo le ha servido a los investigadores Diallah Karim, Anthony Harnden, Nigel D’Souza, Andrew Huang, Abdel Kader Allouni, Helen Ashdown, Richard J. Stevens, y Simon Kreckler para ganar el premio Ig Nobel de diagnóstico médico de este año.
– Literatura: El premio fue otorgado a Mark Dingemanse, Francisco Torreira y Nick J. Enfield de los Países Bajos, Estados Unidos y Australia, respectivamente, por su trabajo sobre la interjección ¿eh? (huh? en inglés), al exponer que es una expresión universal, presente en todos los lenguajes humanos, aunque no saben muy bien por qué.
– Física: Fue para Patricia Yang y David Hu de Estados Unidos y Taiwán, y Jonathan Pham y Jerome Choo, de Estados Unidos por su estudio «La duración de la micción no cambia con el tamaño corporal», en el que han comprobado el principio biológico de que todos los mamíferos vacían sus vejigas en alrededor de 21 segundos con un margen de error de 13 segundos (8-34 segundos). Para los responsables del estudio, “esto puede ayudar a diagnosticar problemas urinarios en los animales, así como inspirar el diseño de sistemas hidrodinámicos escalables basados en los de la naturaleza”.
– Medicina: Se le otorgó a los grupos de científicos dirigidos por Hajime Kimata, de Japón y China, y al de Jaroslava Durdiaková de Eslovaquia, entre otros, por sus investigaciones sobre los beneficios o consecuencias de los besos más intensos. Así, entre las conclusiones de los estudios se encuentra el hecho de que besar reduce las reacciones alérgicas de ambos sujetos, o la cantidad de ADN masculino que resta en la mezcla de saliva tras besarse intensamente.
– Economía: Recayó en la Policía Metropolitana de Bangkok (Tailandia) por prometer pagas extra a los agentes si estos rechazaban sobornos.
Fuente: MuyInteresante.es