Del historiador Felipe Pigna<\/strong> (Editorial Caras y Caretas<\/em>, mayo 2006)<\/p>\n Mayo es un mes marcado por una historia, una tradici\u00f3n de lucha que arranc\u00f3 un primero de mayo de 1886 all\u00e1 en Chicago, cuando un grupo de trabajadores organiz\u00f3 una movilizaci\u00f3n popular en reclamo de la jornada de ocho horas en una \u00e9poca en que lo \u201cnatural\u201d era trabajar entre 12 y 16 horas por d\u00eda. La mayor democracia del mundo respondi\u00f3 brutalmente y, fraguando un atentado, encarcel\u00f3 a un grupo de militantes populares en los que intent\u00f3 escarmentar a toda la clase trabajadora de los Estados Unidos y por qu\u00e9 no, de todo el mundo. <\/p>\n Tras un proceso plagado de irregularidades, fueron detenidos los dirigentes anarquistas Adolph Fisher, Augusto Spies, Albert Parsons, George Engel, Louis Lingg, Michael Schwab, Samuel Fielden y Oscar Neebe. Los cuatro primeros fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1887. Lingg prefiri\u00f3 suicidarse con una bomba que \u00e9l mismo hab\u00eda preparado en la c\u00e1rcel antes de padecer la \u201cjusticia del sistema\u201d. Miguel Schwab y Samuel Fielden fueron condenados a prisi\u00f3n perpetua y Oscar Neebe a 15 a\u00f1os c\u00e1rcel. Miguel Schawb dijo al escuchar su condena que reconoc\u00eda a aquel tribunal ninguna autoridad y que su lucha y la de sus compa\u00f1eros era de una justicia tan evidente que no hab\u00eda nada que demostrar y que ellos luchaban por las 8 horas de trabajo pero que: \u201cCuatro horas de trabajo por d\u00eda ser\u00edan suficientes para producir todo lo necesario para una vida confortable, con arreglo a las estad\u00edsticas. Sobrar\u00eda, pues, tiempo para dedicarse a las ciencias y el arte\u00bb. Porque, claro, las ciencias y el arte deben ser para todos. <\/p>\n Pasaron 109 a\u00f1os de aquellos cr\u00edmenes de Chicago y pas\u00f3 mucha agua y mucha sangre bajo el puente. Los obreros de todo el mundo eligieron el primero de mayo como jornada de lucha, de recuerdo de sus compa\u00f1eros y de lucha por sus derechos, de ratificaci\u00f3n de su condici\u00f3n de ciudadanos libres, con plenos derechos, seg\u00fan dec\u00edan las propias constituciones burguesas que reg\u00edan la mayor\u00eda de los Estados modernos. En nuestro pa\u00eds cada primero de mayo nuestros trabajadores tomaron las calles desafiando al poder, record\u00e1ndole que exist\u00edan y que no se resignar\u00edan a ser una parte del engranaje productivo. La lucha logr\u00f3 la reducci\u00f3n de la jornada laboral, las leyes sociales y la dignificaci\u00f3n del trabajador. El poder se sinti\u00f3 afectado y en cada contraofensiva c\u00edvico-militar como las del 55; 62; 66; 76 y 89 (esta vez a trav\u00e9s del voto), pretendieron y en ocasiones lo lograron, arrasar con las hist\u00f3ricas conquistas del movimiento obrero.<\/p>\n Persecuciones salvajes, secuestros, torturas y desapariciones, durante los gobiernos golpistas, amenazas de despidos, rebajas salariales, precarizaci\u00f3n laboral y la complicidad de algunos dirigentes sindicales, son en los \u00faltimos a\u00f1os las armas del poder para mantener y aumentar su tasa de ganancia a costa del sudor ajeno. Un incendio, un \u201caccidente\u201d en un taller textil puso a la vista de una sociedad que tiene una cierta tendencia a la mirada para otro lado: hay esclavos en el siglo XXI, y los hay ac\u00e1, en Argentina. Trabajadores esclavos, sin derechos pero con muchas obligaciones. El capitalismo salvaje, para algunos una redundancia, nos extorsiona: quieren ropa m\u00e1s barata, \u00e9ste es el precio. La realidad es otra, m\u00e1rgenes de ganancia escandalosos, avaricia sin l\u00edmites, un Estado que hace la vista gorda, pero sobre todo la p\u00e9rdida de valores b\u00e1sicos como la solidaridad, abonada en los 90, \u00e9pocas hasta donde las leyes que proteg\u00edan a los trabajadores se volv\u00edan tan \u201cflexibles\u201d como inflexibles se volv\u00edan las leyes que garantizaban el enriquecimiento il\u00edcito de los funcionarios a los que se les pagaba sueldos y sobresueldos con la excusa de defender los derechos de los ciudadanos e inflexibles se volv\u00edan las seguridades jur\u00eddicas que, como sabemos, s\u00f3lo son para los due\u00f1os del poder y las cosas. <\/p>\n La esclavitud debe dolernos a todos, debemos volver a aquel humanismo que supimos conseguir, a dolernos y solidarizarnos con los m\u00e1s desprotegidos, aquel humanismo que proclamaba el Libertador San Mart\u00edn cuando abol\u00eda la esclavitud en el Per\u00fa un 12 de agosto de 1821: \u201cUna porci\u00f3n numerosa de nuestra especie ha sido hasta hoy mirada como un efecto permutable, y sujeto a los c\u00e1lculos de un tr\u00e1fico criminal: los hombres han comprado a los hombres, y no se han avergonzado de degradar la familia a la que pertenecen vendi\u00e9ndose unos a otros. Las instituciones de los pueblos b\u00e1rbaros han establecido el derecho de propiedad en contravenci\u00f3n al m\u00e1s augusto que la naturaleza ha concedido\u00bb.<\/p><\/blockquote>\n