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Sobre transplantes y renuncias

La ley vigente en la Argentina sobre la delicada cuestión de los transplantes obliga a la confidencialidad sobre el nombre de los eventuales donantes y receptores en dichos casos. Sin embargo, en un arranque de honestidad brutal, el director del Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), Armando Perichón, contó a la prensa el fin de semana que el popular cantante Sandro deberá ser sometido a un transplante combinado de corazón y pulmones a causa de su enfisema pulmonar cónico, causado por el tabaquismo.

El destacado médico reveló que el artista se encuentra en lista de espera, algo que el propio Sandro reconoció, aunque muy molesto porque consideró que su privacidad fue violada al ser revelado el secreto.

El médico dijo además que el transplante al que debe ser sometido Sandro «fue uno de los primeros que se hizo en Argentina y aquí hay una gran experiencia», destacando así la enorme capacidad de nuestros médicos, supongo que para tranquilidad del propio Sandro y sus allegados. Enterado del enojo del cantante, el médico renunció a su cargo. Aunque adujo «motivos personales», la prensa destaca que fué la queja de Sandro lo que motivó su decisión.

En tiempos en que represores condenados se pasean libremente, en que conciudadanos se arrogan el derecho de impedirnos ejercer los nuestros, en que ciertos políticos acumulan riquezas de origen dudoso sin moverle un pelo a la justicia, en que el humo nos asfixia porque a unos pocos les conviene destruir mediante el fuego -ejemplos estos entre otros muchos, del particular sentido de la justicia que tienen algunos en nuestro país-, que alguien renuncie por amor propio, por vergüenza, por no haber honrado la ética, es un hecho asombroso.

Que lamentable es el hecho de que esto nos asombre.

¿Actuó mal el médico? Si, actuó mal. Vaya uno a saber las causas. Pero hay que revalorar estos pequeños actos de honra y valor, en el que alguien se equivoca, lo reconoce y actúa conforme a lo que la ética manda.

Sin lugar a dudas, una mosca blanca entre tanta porquería.

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