Yo auguraría a los artistas y escritores argentinos una prosperidad mayor que la que les va a importar esta ley, si todos los argentinos supiesen leer y escribir; si todos tuvieran necesidad intelectual de poseer en su casa una pequeña biblioteca.
(Enrique Dickmann, en ocasión de su discurso parlamentario en la sanción de la ley 11.723 de Propiedad Intelectual, en 1933. Leído en derechoaleer.org)
propiedad intelectual - 4. página
Y lo dijo sin ponerse colorada…
El Departamento de Estado esta fuertemente comprometido con que la libertad en el internet y la protección a los derechos de propiedad intelectual en el internet avancen. De hecho, ambas prioridades son consistentes. No hay contradicción entre la protección de derechos de propiedad intelectual y la protección de la expresión en el Internet. El Internet ofrece una oportunidad tremenda para creadores e inventores, pero esa promesa no se cumplirá al menos que las reglas del copyright y las marcas registradas se apliquen. La ley es esencial para ambas, la libertad de expresión y la protección de propiedad intelectual, que estan firmemente integradas a la política y la ley de Estados Unidos.
(Hillary Clinton, ex primera dama, actual Secretaria de Estado de los EE.UU. y abogada especializada en propiedad intelectual y patentes. Citada por ATL1040)
Las ideas como patrimonio de la humanidad
La Cámara del Crimen sobreseyó el viernes a Santiago Kovadloff en un juicio por presunto plagio, asegurando que «las ideas consideradas en sí mismas no son obras y su uso es libre», porque forman «el fondo común de la humanidad». En primera instancia, Kovadloff había sido sobreseído con la expresa constancia de que la causa «en nada afecta su buen nombre y honor», algo que ratificó el tribunal de apelaciones.
Patricia Zas había denunciado penalmente a Kovadloff porque en su conferencia «El dilema de los valores en el mundo de hoy», el escritor y ensayista argentino repitió ideas que ella había desarrollado en su artículo «La identidad puede provenir del futuro».
Según se informa en la Revista de cultura «Ñ»,
La Sala Cuarta de la Cámara descartó la existencia de una violación a la ley de Propiedad Intelectual, que ‘protege sólo la forma, el modo de expresión, y deja dentro del dominio público la idea’. ‘Las ideas consideradas en sí mismas no son obras y su uso es libre’, dijeron los magistrados (…) ‘La protección del derecho de autor abarcará las expresiones, procedimientos, métodos de operación o conceptos matemáticos en sí’, sostuvieron los camaristas citando textos legales y fallos de tribunales superiores que ya habían zanjado la cuestión.
Hasta aquí, todo conforme a derecho. Pero de alguna forma Zas se sintió afectada por la utilización de su idea. ¿Por qué? ¿No fue citada, y por lo tanto el crédito fue tácitamente otorgado a Kovadloff? ¿Fue dicha fuera de contexto y entonces cambió el sentido? ¿Quiso sacar partido? Vaya uno a saber.
Lo cierto es que este concepto de las ideas como patrimonio de la humanidad está íntimamente ligado a la ética. Y eso, ciertamente requiere de otro tipo de juicio: el juicio de valor.
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