A partir de una investigación que está llevando a cabo, referida a la información que desaparece de internet, tuvimos anoche una muy interesante charla vía chat con mi buen amigo Alejandro Tortolini, periodista de ciencia y tecnología, y coautor con quién esto escribe de la campaña Reinventando el olvido en internet.
Alejandro me comentó que hay investigaciones que demuestran que para la mayoria de los sitios web, en cuatro años pierden más de la mitad de la información que contienen. Si hablamos de una sociedad de la información que se esta construyendo en base a lo que se publica en internet, y la mayoría de esa información no dura más de 4 años, el futuro se ve complicado.
Esta problemática se agrava si tenemos en cuenta las investigaciones sobre la obsolescencia de los soportes y del software.
También mencionó Alejandro en la charla un libro al que se refiere en la presentación de sus investigaciones, titulado «The future of the past», en el que se relata un problema real del Museo de la Tecnología en Washington: la preservación de los soportes y la información choca de frente con la falta de tiempo e infraestructura.
Un ejemplo: el Museo atesora unos discos de vidrio en los que se guardaba información durante la 2da. Guerra Mundial. Esos soportes ya casi no se pueden leer, con el agravante de que en el Museo no tienen tiempo para hacerlo. La cuestión fundamental en todo esto es que, como comenta Alejandro, podriamos estar haciendo una historia de la Segunda Guerra sin conocer todo ese material.
Impactado por estos datos, desconocidos para la mayoría de las personas, recordé, y se lo comenté a Alejandro, cuantas cosas tengo yo guardadas en disquetes todavía, esperando conseguir el soft para poder leerlos y pasarlos a soportes más actuales. Y no estabamos hablamos de tanto tiempo atrás. Sólo 15 o 20 años.
En mi caso, y por citar sólo un ejemplo, tengo trabajos guardados en la versión 1 de Corel Draw!, por ejemplo, que ninguna versión posterior de Corel lee, lo cual es por definición una locura. ¿Cómo puede ser que condenen al usuario a perder material por ese tipo de cosas?
Y lo más triste es que lo aceptamos con resignación. Lo poco que se reflexiona sobre estos temas es realmente preocupante.
Volviendo a la cuestión de la pérdida de información en internet, Alejandro me contó en la conversación una experiencia personal: cuando comenzó a investigar para armar la charla sobre el tema, revisó de atrás para adelante sus marcadores en Delicious, comenzando desde el 2007 hacia lo más actual, y se encontró con que una cuarta parte de los sitios marcados había desaparecido. Esto lo llevó a imaginar, a modo de paralelismo, una biblioteca en donde desaparecen la cuarta parte de los libros a los cuatro años. ¿Confiaríamos en una biblioteca asi?
Sin lugar a dudas, visto de ese modo, si no logramos hacer algo para revertir esta tendencia parece no haber futuro para nuestro pasado. Y tampoco, obviamente, para nuestro presente.
Lectura recomendada: «La frágil memoria de la informática», Revista Ñ, 10/02/2012.