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internet - 3. página

Creando conciencia sobre el uso responsable de las fotos de los niños en Internet

Deutsche Telekom lanzó en el pasado mes de julio la campaña «ShareWithCare», una iniciativa con la que quieren crear conciencia sobre el manejo responsable de fotos y datos. La comunicación utiliza el ejemplo de una familia para mostrar las consecuencias de compartir fotos de niños en Internet, llamando la atención sobre el llamado «sharenting», una práctica en la que los padres comparten fotos, videos y detalles de la vida de sus hijos en línea.

La película escenifica y exagera un experimento social en el que se creó un deepfake de la niña de la familia, llamada Ella. Se puede ver allí cómo «Ella adulta» se vuelve hacia sus padres sorprendidos. Les envía una advertencia desde el futuro y confronta a la madre y al padre con las consecuencias de compartir fotos de sus hijos en Internet. La característica especial: se ha creó un deepfake envejecido virtualmente de una niña de 9 años para que pueda actuar y discutir como una mujer adulta.

Compartimos aquí el video, y más abajo algunos links con recomendaciones y sugerencias al respecto del tema, que venimos desarrollando desde hace tiempo en este espacio, al respecto de la publicación de fotos de niños en internet.

Lecturas y audios recomendados:

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Una reflexión sobre las nuevas tecnologías y otra cultura posible

Hay encuentros (o reencuentros, este es el caso), que nos marcan. Con Daniel Krichman, un pionero en la implementación de las TIC en sus experiencias educativas, me une no solo una amistad de muchos años sino charlas, eventos, proyectos, virtualidades y presencialidades varias, y de todas ellas he salido diferente. Me explico: me resulta imposible no quedar tocado por alguna idea, algún tema, alguna reflexión compartida con él, sea en una conferencia o tomando un café en un bar, como esta mañana.

La ocasión: me entregó un ejemplar de su libro «Escenas de otra vida cotidiana. Tecnologías de Información y Comunicación, transmisión, aprendizaje y cultura de uso».  Como refiere la Dra. en Historia Marianela Scocco en la contratapa, el libro «es crítico, incisivo, pero profundamente humano y consciente (de conciencia social) porque, entre otras cosas, no olvida que el pensamiento necesita validarse colectivamente, ni la condición de trabajadores de las y los docentes que debemos llevar a cabo esos cambios.»

Le agradecí la deferencia de reproducir en el libro un texto que me pidiera originalmente para su espacio en la web Red Aprender & Cambiar, un detalle para nada menor porque pone en evidencia una vez más su concepción de las cosas. Claro, pocos como Daniel para hacernos comprender que nadie se salva solo, que la labor cotidiana necesita y merece espacios de resistencia, espacios que necesitamos construir, sostener y defender entre muchos. 

Más detalles sobre la publicación, haciendo clic aquí.

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Sobre la tecnología, lo que se puede y lo que se debe

«A J.F. Kennedy le preguntaron una vez de dónde venía esa obsesión por ir a la luna. En el fondo la pregunta tenía mucho sentido: ¿Qué problema humano, social o civilizatorio se pretendía resolver afrontando tal colosal epopeya? La respuesta del famoso presidente nos ha definido desde entonces: “Si alguien pregunta por qué queremos ir a la luna, la respuesta es sencilla: porque podemos. No hace falta ninguna otra respuesta”. Puestas así las cosas, a mí se me ocurren muchas formas de resolver por la vía directa algunos de nuestros problemas. No se quejen cuando surjan seres humanos que quieran jugar a ser dioses con sus semejantes.

El reverso del lado bueno del progreso técnico ha sido siempre una constante a lo largo de la Historia de la humanidad. No ha sido casualidad que buena parte de los avances tecnológicos hayan sido utilizados por primera vez en el campo militar: desde la pólvora, hasta la energía nuclear; desde la aviación, hasta las herramientas más sofisticadas. Digamos que siempre que el ser humano tiene que debatirse entre usar el palo que ha inventado bien para arar o bien para destrozar el cráneo a sus semejantes, suele optar por hacer ambas cosas, empezando por la segunda.

Por eso deberíamos ser más comedidos y prudentes ante estas nuevas promesas, y razonar en torno a sus implicaciones éticas, preguntarnos por los posibles elementos conflictivos. No porque tengamos una conciencia ludita, por así decirlo, sino porque ya conocemos de qué han sido capaces en otros tiempos nuestros congéneres. No seguir al dictado el axioma de Kennedy. A veces hacer algo, simplemente porque se puede hacer, suele tener consecuencias devastadoras.»

Agustín Baeza, director de Asuntos Públicos de la Asociación Española de Startups, en el artículo titulado «ChatGPT, el último jinete del apocalipsis», sobre la aparición del mencionado chatbot de inteligencia artificial.

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35 años de la creación del dominio .ar

El dominio .ar, que identifica a nuestro país en Internet, cumplió 35 años. Para celebrarlo, NIC.ar publica un libro, titulado «Argentina en Internet, 35 años de la creación del dominio .ar»

La publicación reúne 35 artículos que recorren la historia, las experiencias, las reflexiones y los desafíos más importantes de nuestra vida en Internet. Se distribuye gratuitamente en escuelas, universidades, bibliotecas e instituciones. También se puede descargar en PDF o escuchar en formato audiolibro.

Quienes forman parte de una organización o institución educativa, pueden solicitar el libro escribiendo a info@argentinaeninternet.ar

Fuente: NIC.ar

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Tecnología centralizada

Está a punto de ocurrir: la energía limpia, la máquina que reduce el efecto invernadero, la vacuna contra el envejecimiento, la inteligencia artificial general. Al mismo tiempo, es el fin de la abundancia, de la democracia y de la despreocupación. Un buen día, despertaremos y ya no habrá que dejar de fumar, de comer grasas saturadas o de poner el aire acondicionado por encima de 24ºC. O quizá no habrá agua, derechos civiles o calefacción. Parecen relatos antagónicos pero perfectamente compatibles. Para que Jeff Bezos suba al espacio, un millón y medio de trabajadores de Amazon tienen que malvivir. Para que Mark Zuckerberg encienda su metaverso, millones de europeos pondrán la lavadora de noche una vez por semana. No podemos renunciar al progreso, pero podemos dejar de hornear.

“No hay otra alternativa”, fue el lema de Margaret Thatcher para imponer la desregulación, la era del ultraliberalismo económico y el imperio de los combustibles fósiles. “No hay otra alternativa”, nos repiten en Davos, en las últimas cumbres climáticas y en la televisión. Un milagro tecnológico salvará el mundo en el último minuto porque ya no queda tiempo y porque somos demasiado vagos, estúpidos o egoístas para hacer otra cosa. O demasiado insignificantes. Cualquier cosa que hagamos será pequeña y ridícula en comparación.

“La mentira que alimenta la utopía del tecnocapitalismo es que sólo existe una manera de hacer big data, inteligencia artificial o computación en nube”, decía Evgeny Morozov en un ensayo reciente, “y es la manera que ha descubierto y perfeccionado Silicon Valley”. Esa mentira no sólo miente, sino que está devorando el resto de alternativas, secuestrando sus recursos y ninguneando su potencial. El fin de la abundancia podría ser el principio del fin de la democracia o el principio de una nueva era de responsabilidad radical. Pero despreciamos la acción colectiva, en incremento y local capaz de generar soberanía desde las instituciones de los barrios porque nos parecen pequeñas y tontas. Es más inteligente esperar que la máquina de explotación de datos, vigilancia masiva y desinformación se transforme en un arca donde cabremos todos en lugar de profundizar la injusticia y triplicar la desigualdad.

Toda tecnología lo suficientemente centralizada es susceptible de convertirse en un arma de destrucción, explotación o colonización masiva. Somos niños esperando que los adultos cojan el volante y resuelvan la situación, pero los adultos son Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Bill Gates y Elon Musk y no vienen a salvarnos.

Para que su futuro exista, el nuestro tiene que desaparecer.

Marta Peirano, escritora y periodista española, en «No vienen a salvarnos»

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