Saltar al contenido

Un tecnólogo en Macondo - 45. página

Desbaratando el pensamiento mágico en la tecnología

¿Medio chiflados, o chiflados por los medios?

Juro que no sé, que a veces no sé por qué no entiendo o no veo lo que otros ven tan claro. Tengo cierta tendencia a pensar que el equivocado soy yo, siempre, reconozco. Y seguramente es por eso que carezco, parece, de una cierta soberbia como para equivocarme y nunca darme cuenta o no tener que pensar en pedir disculpas. Pero no, no soy así y sigo sin entender.

Todos los medios estuvieron en cadena nacional porque aconteció la muerte del ex presidente Raúl Alfonsín. Pero fue una cadena nacional espontánea, no ordenada desde el canal estatal como suele ser lo habitual. Desde las diez menos cuarto del 31 de marzo hasta ayer por la tarde, todo fue Alfonsín. En el medio estuvieron la reunión del G-20, el 1-6 en La Paz, el aniversario de Malvinas y el dengue, que tuvieron su espacio, claro, pero se empequeñecieron u opacaron frente al hecho mortuorio.

En los medios electrónicos -blogs, periódicos, foros, etc.- florecieron como el verde en la primera lluvia de primavera, los comentarios sobre la vida ejemplar del político fallecido. Como siempre suele suceder en estas discusiones, la posibilidad de disenso estuvo enfáticamente negada, y cada vez que alguien interrumpió el llanto para decir algo diferente a esa especie de gran obituario con línea editorial, fué defenestrado, insultado y maltratado.

Que problema tenemos. No se puede disentir.

Yo viví esa época. Para las elecciones del ’83 tenía 24 años. Trabajé, estudié, me casé y tuve a mi primer hijo en esos años de Alfonsín. Hubo cosas buenas, claro, y en muchas se hizo historia. El juicio a las Juntas tal vez esté a la cabeza de todas ellas.

Pero también estuvieron los pollos de Mazorin, la Aduana de Delconte, la hiperinflación, la disparada del dólar, la deserción de meses antes. Más cerca en el tiempo, una camara de TV lo descubre siendo senador y pasando papelitos para dirigir una votación. También estuvieron los prestamos a Cuba mientras aqui se repartia la caja PAN, el Plan Austral, la idea de mudar la capital a Viedma.

Estoy diciendo simplemente que tuvo aciertos y errores, y tal vez más de estos últimos, reconozcámoslo. Pero sólo se habla de la honestidad del muerto, como si ese fuera el único atributo exigible de un político. «Si, hizo macanas, pero era honesto». Vamos. No quiero corruptos en el gobierno, los detesto. Pero de allí a exigir unicamente honestidad para un cargo que requiere de una multitud de otros atributos hay un trecho largo. Y evidentemente, la muerte no los concede. ¿O será que se murió, finalmente, la esperanza nacida el 10 de diciembre de 1983?

Hoy leía el blog de Alejandro Rozitchner, 100 Volando. Él lo dice mucho mejor que yo, claro:

Hay una notable pérdida de objetividad cuando alguien muere. Y creo que no hace falta tanto. Muerta, la persona es lo que fue antes de morir. En realidad, menos, porque ya no está. Pero la muerte no mejora a nadie. Lo hace desaparecer, nada más.

Me molesta este reflejo automático de transformar en grande a quien muere. De repente tiene más virtudes que nunca. No, crezcamos, seamos más realistas.

Si el periodismo es el borrador de la historia, como suele decirse, se va a requerir de las generaciones futuras mucho rigor para desentrañar de este manojo de desinformación, la verdad histórica.

Si te parece que este contenido suma, te invitamos a compartirlo

Facebook, o el lado más idiota de las redes sociales

Para los que toman lo que es nuestro
con el guante de disimular
para el que maneja los piolines
de la marioneta universal.
Pedro y Pablo, «Marcha de la bonca»

Esta semana, como si no pasara nada en el mundo, Facebook acaparó gran parte de la cuota de atención de las masas y sus amasadores por las webadas de turno.

Comenzó con el cambio en las condiciones de uso: Facebook se quedaría con toda la info de sus usuarios, aun cuando estos se hubieran dado de baja. La comunidad 2.0 toda, y la prensa que la parió, puso el grito en el cielo y Mark Zuckerberg, el ¿dueño? de estas decisiones dió marcha atrás con la orwelliana idea. Cosas de «la Web 2.$», como dió en llamarla Diego Levis para la ocasión.

Pregunta-bronca número uno: ¿Este incidente hará que dejen de guardar nuestra data, o dejen de hacer con ella lo que deseen?

Hoy escuché a la periodista y conductora Ernestina Pais en su programa de radio, relatar cómo alguien que se hace pasar por ella en Facebook hace contacto con sus amistades, e intercambia fotos y saludos con sus amigos. Adrián Suar comentó lo mismo días atrás en TV. Esto implica un grado de inseguridad, de manoseo, de real peligro, asombrosos. La usurpación y el robo de identidad es un hecho de una gravedad tal, que no debería pasar por una anécdota graciosa sin solución.

Desde hace un tiempo, desde nuestra campaña «Reinventando el olvido en internet» venimos diciendo que hay que tomar cartas en el asunto activamente, y no dejar información sensible en los sitios que la soliciten. Además se hace imprescindible que reclamemos los mecanismos tecnológicos, políticos y legales que garanticen la seguridad de nuestra información, de nuestra identidad, en el uso de las nuevas tecnologías.

Pregunta-bronca número dos: ¿Que clase de pensamiento mágico nos mantiene embelesados con espejitos virtuales mientras ellos se llevan el oro de nuestra información?

Lo cierto es que mientras algunas empresas de Internet vigilan, controlan, abusan…. nosotros seguimos como si nada ofreciéndoles gratuitamente contenidos que son los generadores de valor… no sólo simbólico. ¿Vale la pena regalarle a Facebook y similares, textos y videos, nuestros gustos y preferencias, el relato de nuestras vacaciones, el color de nuestros zapatos o nuestras dudas existenciales? ¿No es hora de pensar lo que hacemos en la Web, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos?
Diego Levis, «Facebook: El negocio es el control»

Facebook necesita reinventar el olvido.

Si Facebook fuera un país, sería el séptimo en cantidad de habitantes. 173 millones de usuarios publican fotos, datos, historias, anécdotas, intimidades, alegrías. Para compartir con sus amigos, claro. Chicos y grandes.

Pero no todo el mundo tiene buenas intenciones. Digo, por si alguien aun no cayó en la cuenta. Y, por supuesto, algo similar ocurre en MySpace y en demás redes.

Hay gente que también maneja los piolines digitales de esa gran marioneta virtual y universal llamada Internet. Una marioneta hecha de lo más valioso que tenemos: nuestra identidad, no sólo individual sino también social. ¿Habías pensado en esto?

Bronca sin fusiles y sin bombas
Bronca con los dos dedos en V
Bronca que también es esperanza
Marcha de la bronca y de la fe

Lectura recomendada:
Ley de confidencialidad sobre información y productos que estén legítimamente bajo control de una persona y se divulgue indebidamente de manera contraria a los usos comerciales honestos. (Ley Nº 24.766)
Texto de la ley de reforma del Código Penal en materia de delitos
informáticos. (Ley N° 26.388)

Redes Sociales y seguridad: el rol de los mayores.

Si te parece que este contenido suma, te invitamos a compartirlo

Devolvé la bolsa… ¡cuando la atrapes!

Reconstruimos la historia a partir de la info que nos llega de WTF!, y es más o menos así:

El 18 de noviembre, la astronauta Heidemarie Stefanyshyn-Piper trabajaba en las afueras de la Estación Espacial Internacional (ISS). Sucedió que, en un descuido, no cerró su engrasadora al colocarla dentro de la bolsa de herramientas. Al darse cuenta e intentar limpiar el enchastre, olvidó asegurar la bolsa en cuestión… y se le piantó: salió disparada hacia el espacio, y ahora está orbitando la tierra.

Tan sublime momento está registrado, como debe ser:

La bolsa errante tiene el tamaño aproximado de una mochila, así que dicen que alcanza a divisarse usando binoculares o un telescopio pequeño.

Pero claro: primero hay que encontrarla.

Una ayuda: justamente ayer pasó por encima de nuestras cabezas, a las 4:57:14 am. ¿Qué cómo lo sé? Gracias al Satellite Tracker de Spaceweather.com

Sería bastante gracioso, sino fuera porque se trata de algo así como cien luquitas en titanio formando parte ahora de la no escasa basura espacial. Porque, claro, ellos no compran sus martillos en algún centro comercial.

Nos faltó averiguar cuando caerá sobre nuestras cabezas. La bolsa, digo.

Si te parece que este contenido suma, te invitamos a compartirlo

Windows, el sistema operativo de The Matrix

¿Pesadilla sobre pesadilla? No, no se asuste; es sólo un juego.

Una vez más, los chicos de CollegeHumor se meten con la tele y el cine, como ya lo hicieran con la serie «24», para mostrar a su manera «que hubiera pasado si…»

En este caso caen en algunos lugares comunes, pero está tan bien hecha que vale la pena. Gracias a WTF por difundirla.

Si te parece que este contenido suma, te invitamos a compartirlo

Las tecnologías en la escuela necesitan de contenidos, no de modas

El libro, el pizarrón, la tiza, el banco, el aula, el taller, la escuela, el lápiz, el pincel, el cuaderno, la campana, el manual, la plasticola, la brillantina, la gomina, el papel secante, la pluma fuente, el plumín, el papel glacé, el mástil, la bandera, los juegos, el bebedero, el lavatorio, el mingitorio, la puerta, el picaporte, el portafolio, la cartulina, el mapa, el repuesto rivadavia, el guardapolvo, los mocasines, el tubo fluorescente.

Estas eran algunas de las tecnologías que usabamos en mi época de escolar. Muchas de ellas cambiaron radicalmente en función de un cambio de teoría: a modo de ejemplo, el banco fijo en hilera del conductismo dió paso al más constructivista pupitre libre con silla, en franca evidencia de que la escuela -a diferencia de lo que afirman algunos iluminadossí sabe que hacer con las tecnologías, aunque a veces se sobresalte y no reaccione de inmediato, porque entiende que ellas acompañan formas y modos de educar, y también ideologías, según sean aceptadas y utilizadas o desechadas.

Desde hace varios años se suman la tele, los diarios -otro cambio importante, seguramente- y el video y, más recientemente, las actuales nuevas tecnologías -y enfatizo la palabra nuevas: cd, dvd, mp3, internet, etc., etc., que la escuela seguramente está aprendiendo a incorporar. Evidencias hay de ello.

El problema de la incorporación de los cambios tecnológicos en la escuela, y de las nuevas tecnologías en particular, parece ser que también se espera que cambie la forma en que suele cambiar, valga el juego de palabras.

La tecnología en la escuela siempre cambió cuando se «llenó» de contenido -nuevas teorías, nuevos usos, nuevas disciplinas, nuevas necesidades. Ahora parece no hacer falta el contenido: con que esté de moda basta. Cuando hablan los tecnólogos, «mercadólogos», economistas, gurúes y otras especies dentro de la fauna de opinólogos– la escuela siempre está errada.

Pero no nos equivoquemos: la escuela va a incorporar todas estas tecnologías nuevas cuando pueda -podamos- «llenarlas» de contenidos en función de mejorar los aprendizajes, razón última de ser de la escuela.

Si te parece que este contenido suma, te invitamos a compartirlo