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Sobre la tecnología, lo que se puede y lo que se debe

«A J.F. Kennedy le preguntaron una vez de dónde venía esa obsesión por ir a la luna. En el fondo la pregunta tenía mucho sentido: ¿Qué problema humano, social o civilizatorio se pretendía resolver afrontando tal colosal epopeya? La respuesta del famoso presidente nos ha definido desde entonces: “Si alguien pregunta por qué queremos ir a la luna, la respuesta es sencilla: porque podemos. No hace falta ninguna otra respuesta”. Puestas así las cosas, a mí se me ocurren muchas formas de resolver por la vía directa algunos de nuestros problemas. No se quejen cuando surjan seres humanos que quieran jugar a ser dioses con sus semejantes.

El reverso del lado bueno del progreso técnico ha sido siempre una constante a lo largo de la Historia de la humanidad. No ha sido casualidad que buena parte de los avances tecnológicos hayan sido utilizados por primera vez en el campo militar: desde la pólvora, hasta la energía nuclear; desde la aviación, hasta las herramientas más sofisticadas. Digamos que siempre que el ser humano tiene que debatirse entre usar el palo que ha inventado bien para arar o bien para destrozar el cráneo a sus semejantes, suele optar por hacer ambas cosas, empezando por la segunda.

Por eso deberíamos ser más comedidos y prudentes ante estas nuevas promesas, y razonar en torno a sus implicaciones éticas, preguntarnos por los posibles elementos conflictivos. No porque tengamos una conciencia ludita, por así decirlo, sino porque ya conocemos de qué han sido capaces en otros tiempos nuestros congéneres. No seguir al dictado el axioma de Kennedy. A veces hacer algo, simplemente porque se puede hacer, suele tener consecuencias devastadoras.»

Agustín Baeza, director de Asuntos Públicos de la Asociación Española de Startups, en el artículo titulado «ChatGPT, el último jinete del apocalipsis», sobre la aparición del mencionado chatbot de inteligencia artificial.

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