Así lo afirma Paulo Moutinho al explicar por qué se produce el fenómeno de los incendios que afectan al bosque tropical más extenso del mundo en estos momentos. Este investigador del Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazônia (IPAM), una organización científica no gubernamental, no partidista y sin fines de lucro que ha estado trabajando desde 1995 para el desarrollo sostenible de la Amazonía, va más allá y añade: «hay personas que practican la quema, que puede empeorar y encender incendios en la estación seca», asegurando que el aumento de los incendios en la Amazonía brasileña se debe en gran parte al avance de la deforestación y no a la temporada seca, como sostiene el gobierno.
El fuego, que comenzó como una práctica habitual de la agricultura y se usa para limpiar las áreas ya deforestadas, se propagó por causa de la destrucción de la selva en un área equivalente al tamaño de Francia. Ahora avanza amenazando a zonas pobladas en el norte del país.
Las consecuencias de estos incendios son la perdida de la diversidad biológica y de la función de la selva de abastecer a la atmósfera de nubes para producir lluvia, además de los graves problemas respiratorios producidos por el humo y las cenizas.