El Congreso de Estados Unidos ha eliminado las garantías de privacidad en Internet. Si, así como se lee: la Cámara de Representantes de aquel país ratificó el pasado martes 28 de marzo una ley impulsada por el Senado que permite a los proveedores de conexión a internet comercializar los historiales de búsqueda de los usuarios sin su conocimiento.
El texto de la ley, de hecho una de las mayores desregulaciones del sector de las telecomunicaciones en EE.UU., fue aprobado en menos de un mes. No hubo debates ni audiencias, y tampoco se ha escuchado la palabra de los expertos en la materia.
Esta ley que el presidente republicano está a punto de firmar representa una importante victoria para las compañías que proveen la conexión a Internet en Estados Unidos. Empresas como Comcaest o Verizon, que venían rechazando todos los intentos previos de protección de la privacidad y el principio de la neutralidad en la red, finalmente tendrán su victoria de manos de Trump.
La exigencia previa a los proveedores de conexión a Internet de que obtengan el permiso de los usuarios para vender sus datos -el historial de búsqueda, las aplicaciones que descargan, desde que dispositivo navegan, el tiempo que pasan en una página concreta, etc.- queda sin efecto. En cuanto la nueva ley entre en vigor, las compañías podrán vender a los anunciantes los datos de los usuarios sin necesidad de obtener su consentimiento. Es decir, dejan de pertenecer al usuario.
El principal problema, según lo explican los defensores de la privacidad online, es que las empresas que ofrecen conexión pueden conocer todas las actividades del usuario mientras esté conectado. Es decir, se le ha entregado a las grandes empresas proveedoras en bandeja de plata la privacidad de los usuarios.