(…) Tres claves esenciales. Una es un proceso de reinterpretación curricular: no se puede enseñar la cantidad de contenidos establecidos. Tenemos que construir acuerdos sobre qué es lo relevante. Segundo, trabajar con la realidad que está fuera del aula. Dejar de dar un ejercicio como tarea, reconocer un problema que convoque a los chicos y trabajar con él en conjunto para producir un conocimiento valioso. En ese proceso (…) se aprenden las asignaturas tradicionales también. La última clave es la ‘evaluación ecológica’, es decir de maneras más naturales al terminar el proyecto, y poder determinar que todos saben lo que tienen que saber.»
[Mariana Maggio, pedagoga y directora del Posgrado en Tecnología Educativa de la UBA, citada por Silvina Heguy en Clarin.com]