A 20 años de la idea original que le dio vida, la RoboCup -competencia anual que promueve la investigación en Robótica e Inteligencia Artificial (IA) en un encuentro de fútbol entre Universidades de todo el mundo- ha crecido no sólo en avances técnicos y espectacularidad, sino también en la cantidad de Ligas que conforman la competencia.
El romántico y a la vez desafiante objetivo de este evento, aquel que propone que a mediados del siglo XXI un equipo de robots humanoides autónomos gane un partido de fútbol frente al último campeón humano de la Copa del Mundo de acuerdo a las reglas de la FIFA, parece convertirse en una posibilidad real.
La RoboCup 2015 que se celebró en Hefei (China) acaba de finalizar, y se han visto en ella cosas como estas:
Primero, la final de la RoboCup Middle Size League (MSL), en la que participan dos equipos de 5 robots de tamaño medio cada uno, con sensores. La comunicación es inalámbrica y no se permite la intervención de los seres humanos, excepto para agregar o quitar jugadores dentro del campo de juego.
Y una más: el encuentro entre la UNSW de Australia y RoboCanes, para la RoboCup Standard Platform League (SPL), Liga heredera del famoso cachorro robótico Aibo, de la Sony, que utiliza robots idénticos. Esto permite que los equipos se concentren en el desarrollo de software en lugar de ocuparse de la mecánica de los robots, ya que operan en forma autónoma durante los juegos.
La característica más relevante de todas las Ligas es que los equipos son totalmente autónomos. Una vez que se inicia el juego, el único aporte de un ser humano permitido es el del árbitro.