El carácter caduco de un objeto, una idea, un discurso no está dado en contraposición a la ventaja de la novedad. ¿Está caduco el libro; es caduco el cine, el teatro? Creo que la caducidad se presenta cuando algo se ha agotado. Cuando no activa imaginaciones ni ya es capaz de generar problema alguno. Algo caduca cuando pierde toda sensibilidad de conectarse con lo que está vivo, con lo que podría crecer. Entro a un aula y veo a los chicos conectados a sus netbooks: este mero dato no me dice nada. Aun llenos de actualización tecnológica podríamos asistir a un tiempo en el que nada pasa, en el que nada movilizante ni desafiante entre ellos acontece, pero también todo lo contrario. Si hubiera alguna caducidad, la encontramos en los modos reiterados y automatizados de hablar, de enseñar y pensar las cosas. (…) Lo opuesto a lo caduco no es la novedad sino la actitud problematizante. Pensar qué formas de agrupamiento podemos darnos para investigar juntos. En el aula, fuera del aula, en los pasillos, en la puerta de la escuela, en la calle, en el barrio. No es el espacio, es lo que nos pasa mientras compartimos un tiempo. El punto es: ¿qué queremos compartir con los pibes? ¿Qué problema podría crear una zona común entre las generaciones? ¿Qué pregunta, qué pasión me toma como maestra? El despliegue de inquietudes no se responde consumiendo compulsivamente capacitaciones ni aplicando prescripciones aggiornadas, sino investigando y probando posibilidades.
Silvia Duschatzky, especialista en educación.