Yo auguraría a los artistas y escritores argentinos una prosperidad mayor que la que les va a importar esta ley, si todos los argentinos supiesen leer y escribir; si todos tuvieran necesidad intelectual de poseer en su casa una pequeña biblioteca.
(Enrique Dickmann, en ocasión de su discurso parlamentario en la sanción de la ley 11.723 de Propiedad Intelectual, en 1933. Leído en derechoaleer.org)