Publica hoy lainfomacion.com: el Tribunal Supremo español ha decidido que quien debe decidir si un comentario permanece visible al resto de usuarios o, si por el contrario, es eliminado porque vulnera derechos de terceros es el autor del blog/foro/etcétera.
Esto es bastante problemático y suena a caza de brujas: si el autor opta por no eliminarlo y un juez lo considera ilícito, él también será responsable. Esto es así porque el Tribunal entiende que con la sola notificación por parte del afectado, el administrador del blog/foro/etcétera ya está al tanto de dicha ilicitud y es, por tanto, responsable de decidir si opta por eliminar o no el contenido. Esta mirada novedosa presupone que el conocimiento de la infracción “no está limitado a los supuestos en los que un órgano competente haya declarado previamente a la demanda la ilicitud (…), sino que pueden existir otros medios de conocimiento efectivo, como cuando existan circunstancias que posibiliten (…) una efectiva aprehensión de la realidad de que se trate”. Eso sí: ese conocimiento es efectivo desde el momento en que el afectado así lo notifique, siempre y cuando la ilicitud sea “patente y evidente por sí sola”.
Surgen lógicamente, una gran cantidad de dudas y riesgos de esta tendencia. Por ejemplo, al trasladar el juicio de valor al titular del blog, se le presupone capacidad para enjuiciar la legalidad de los contenidos que aporten sus usuarios. Si bien es cierto que hay quienes permiten comentarios de contenido y gusto dudosos solo para crear polémica, es igual de cierto que se corre el riesgo de censura extrema.
Nuestros blogs están expuestos todo el tiempo no sólo a las opiniones de todos, sino también a infinidad de herramientas que publican spam o mensajes no deseados saltando todos los filtros.
En este blog declaramos -se lee al pié desde que comenzamos en julio de 2004- que «no somos responsables por los contenidos de los sitios externos sugeridos así como tampoco por las opiniones vertidas por terceros en los comentarios, sobre los cuales nos reservamos el derecho de moderarlos». Es decir, nos hacemos cargo de nuestras palabras, pero también del derecho, no de censurar ni de prohibir, sino de sostener un espacio en el que se debata dentro de un marco de respeto, sentido común y, llegado el caso, denuncia responsable y fundada. Aunque claro, estas últimas tienen a la justicia como un medio eficaz de resolución de conflictos, mucho más que un comentario inocuo en un blog.
Fuente: lainformacion.com