Muy interesante la mirada que le dan al problema de la emisión de CO2 en la Universidad de Columbia: capturar el CO2 que se emite a la atmósfera podría ser una solución más sencilla que construir coches y aviones que no lo emitan.
Claro, somos conscientes de que el problema fundamental no es sólo la contaminación sino además el uso indiscriminado de los recursos naturales, con la cuestión de la necesidad como todo -falso- argumento y el acumular billetes como -sola- razón.
Se puede observar que la tecnología actual no llega a proponer alternativas eficaces al problema de las emisiones -digo, que por interés o necesidad les resulte tentadoras a los que manejan los piolines de la industria-, y en ese tira y afloja siempre puede más el poder de don dinero -léase, multinacionales que hacen y deshacen a su antojo lo que queda del maltrecho planeta. Y la política siempre va unos cuantos pasos atrás de la aparición del problema. Estas son las cuestiones de base a atender, primeras en la lista tal vez. Pero también esta nueva mirada acerca del problema ayuda: mientras encontramos las soluciones algo se puede hacer, y parece que más fácilmente que las demás propuestas de evitar las emisiones.
Como sabemos, el CO2 -principalmente- es un gas causante del calentamiento global, que tiene su origen en la quema de los combustibles fósiles que usamos en nuestros vehículos y aviones. Ya de pequeños en la escuela aprendimos que el CO2 es absorbido de forma natural por bosques y océanos -¿nuestros industriales no fueron a la escuela?-. Pero el problema es que ya emitimos tanto que el planeta no da abasto con su ciclo natural. La cosa sería más o menos así:
CO2 + aumento de emisiones + tala indiscriminada – capacidad de absorción = acumulación de CO2
Al superarse la capacidad de absorción natural este gas se acumula en la atmósfera, produciendo el conocido efecto invernadero.
Aquí es en donde entra en juego la novedosa idea -aunque anunciada hace ya más de un año- de la Universidad de Columbia: capturar el CO2 que se emite podría ser una solución más sencilla que construir coches y aviones que no lo emitan. Una de esas maneras de capturar el CO2 sería usando árboles sintéticos, los cuales no son otra cosa sino una torre con filtros que limpian el CO2 en el aire. Estos capturadores de CO2 podrían instalarse allí donde sea más adecuado retener el gas, por ejemplo bombeándolo bajo el suelo o el lecho marino, e incluso convirtiéndolo y reutilizándolo como combustible líquido.
Según el Dr. Klaus Lackner, científico de la Universidad de Columbia y creador del artefacto,
Estos árboles pueden ayudar porque hasta ahora no tenemos muchas opciones para reducir el CO2 en la atmósfera, y por eso son importantes. Pero solamente son parte de una solución más amplia
Cada árbol sintético, dice Lackner, podría absorber sólo una tonelada de dióxido de carbono al día, que equivale al que producen 20 autos -habría que instalar millones para que realmente hicieran la diferencia-, y además son caros -todavía. De allí que afirme que estos dispositivos no son la solución definitiva sino una parte de ella. Pero es un comienzo.
Leido Microsiervos Ecología y en BBC Mundo
Hola Enrique,
no estoy de acuerdo en varios puntos.
Primero dices: «Y la política siempre va unos cuantos pasos atrás de la aparición del problema.»
Lamentablemente en este «problema» puntualmente, parece ser que el la política no sólo va encabezando el asunto sino que gran parte (sino todo) del mismo fue creado y es mantenido por cuestiones políticas.
Después dices: «Como sabemos, el CO2 -principalmente- es un gas causante del calentamiento global»
Eso no es correcto.
El principal gas causante del efecto invernadero es el vapor de agua. Y es el principal por lejos (más del 70% del efecto es debido al mismo).
Al margen de eso, ni siquiera estoy hablando de calentamiento global sino de efecto invernadero.
Decir que el CO2 es el principal gas causante del calentamiento global, está lejísimo de que sea algo que «sepamos» y como dije en el punto anterior, hay más política que ciencia tras el asunto.
Saludos,
Lisandro
Hola, Lisandro:
Me parece bárbaro que no estemos de acuerdo en varias cosas. En el debate seguramente encontraremos más comprensión y mejores ideas.
En cuanto al primer punto, sólo puedo decirte que personamente considero que el problema es principalmente económico, no político. La política no puede ni quiere responder al problema porque está atada a los grandes intereses económicos de las corporaciones y las industrias que están acabando con los recursos naturales con una explotación brutal. Es en ese contexto que escribí la frase que te preocupa. Nuestra esperanza es la ciencia aportando soluciones y la gente tomando conciencia y reclamando.
En cuanto al segundo punto, tu apreciación es cierta desde el punto de vista del efecto invernadero, un fenómeno por el cual los gases componentes de la atmósfera producen un efecto benéfico para la vida. Pero ese efecto se está viendo acentuado (lo que da en llamarse «calentamiento global») por la excesiva emisión de gases como el dióxido de carbono y el metano. No estoy muy desacertado cuando digo entonces, que el calentamiento global es producto principalmente, del CO2.
Te dejo un abrazo,
Enrique
Hace un mes salió la noticia de un proyecto similar en Clarín.
http://www.clarin.com/zona/Tecnologia-revolucionaria_0_829717132.html
El error está en caratularlos como proyectos ecológicos cuando en realidad son eco… nómicos. Simplemente alineados en el aprovechamiento de ese nuevo insumo que hoy tanto abunda: los desechos industriales. Sólo para su aprovechamiento económico: nada más.
Como comenté por ahí en su momento, si queremos salvar a -este- planeta a aflojar con el consumo y a reforestar con árboles de verdad que tanto bien hacen. Que la plata no nos tape el bosque…
¡Ah, Ricardo, cuánta tela para cortar en esta cuestión!
La verdad que sí, estaría muy bueno poder resolver el problema románticamente. Los empresarios toman conciencia del problema y depredan menos, los políticos dejan sus «acuerdos» con los empresarios y nosotros no comemos huevo para no tirar la cáscara.
Pero lamentablemente no funciona así la cosa, y el estado de situación actual amerita echar mano de la creatividad. Por ejemplo, la recuperación de la capa de ozono, que se está logrando por la presión política a los Estados, se produce gracias a la utilización de HCFC, que genera de todos modos gases de efecto invernadero (http://www.apunteseideas.com/?p=2024). Solución en parte, pero solución al fin. Los «Bonos verdes» (intercambio de carga fiscal por reducción de emisiones) es una solución que pega directamente al bolsillo, pero funciona.
Por eso creo que, si bien la reducción del consumo y la recuperación de los bosques es la solución imprescindible, también creo que revertir los efectos de lo que la humanidad ya arruinó (como hace este aparatito del artículo) también es imprescindible.
Finalmente, queda a la vista en este debate que no hay una única solución posible, como tampoco las hay extremas o terminantes. La única opción posible parece ser, recuperar la humildad y el respeto por el medio ambiente, y trabajar en forma conjunta y coordinada para atacar el problema por todos sus frentes.
Gracias por el aporte. Un abrazo!