La iniciativa fue del diario The Washington Post. Quisieron comenzar un debate sobre el valor del arte y su contexto. Y tuvieron una idea, con resultados por demás llamativos.
Un tipo entra en una estación del Metro de Washington en una hora pico, vestido con vaquero y remera. Se instala cerca de la entrada de la estación, saca un violín de su estuche y comienza a tocar para la gente que pasa por el lugar. Durante los 45 minutos que estuvo fue prácticamente ignorado por los 1.097 los pasajeros que pasaron por allì.
Resulta que el músico era el gran Joshua Bell, uno de los mejores violinistas del mundo, ejecutando piezas consagradas con un violín Stradivarius, estimado en un valor de más de 3 millones de dólares. Unos días antes Bell había tocado en La Sinfónica de Boston a 1000 dólares la entrada.
Esta experiencia ha sido grabada en vídeo. Una parte de él se puede ver más abajo -en el sitio del diario está completo- pero para muestra un botón es suficiente. Es interesante observar como el contexto determina el valor que para muchas personas tienen las cosas: estuvieron frente al mismísimo Bell, pero fuera de contexto, sin etiquetas.
Reconocer la belleza en si misma parece ser un gran desafío en estos tiempos que corren.
yo añadiría a tu apreciación que cada vez el nivel cultural es más bajo y a la gente le cuesta mucho reconocer las cosas si no tienen una campaña de marketing detrás. Cosa impensable hace años.
Buenísimo! y adicionalmente me gusta la experiencia de la superposición de miradas divergentes: un mismo hecho utilizado para subrayar tres hechos diferentes al que se propusieron los organizadores. Termino mi post y lo linkeo con este!
abrazo
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