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Sobre decálogos y otras recetas

Apresúrate; no te fíes de las horas venideras. El que hoy no está dispuesto, menos lo estará mañana.
Ovidio, poeta romano, 43 aC – 17 dC

Descreo de las recetas en general, y en la educación en particular. Sí creo en una formación sólida que permita ejercer creativamente la libertad de pensamiento y de acción. En todo caso, la evaluación previa de las propuestas y de los resultados posteriores decidirá si la idea, proyecto o iniciativa es viable, pero no puede haber recetas.

Escribo esto pensando en que suelen publicarse, en algunos blogs que tratan la cuestión de la incorporación de las TIC en la educación, decálogos y recetas varias sobre cómo deben conducirse los docentes de TIC y cómo debieran ser sus clases. Algunas de esas recetas surgen de las buenas intenciones y otras tienen un aire de haber hallado la solución de todos los males de la educación, si eso fuera posible. Pero, ¿sirven?

Generalmente se argumenta en estos decálogos sobre cómo debe ser la enseñanza de la materia y cuál la teoría del aprendizaje a la que adherir, como si eso pudiera inculcarse. Si la enseñanza de la Tecnología en particular siempre tuvo una tendencia conductista, típica de las áreas fuertemente instrumentales, esto no se cambia con recetas sino con capacitación. Suponiendo que aquellas teorías no sirvan, por supuesto.

Creo entender el origen de estas ideas: históricamente los docentes de computación fueron informáticos y técnicos sin formación docente, y más recientemente, profesionales de otras áreas reconvertidos, en un abanico que abarca desde docentes de actividades prácticas hasta contadores públicos con mucha o poca formación pero con un déficit en cuanto a competencias. De este modo, las materías tecnológicas se redujeron a una especie de paréntesis de las ciencias que realmente importan, 80 minutos de distracción fabricando veladores o jugando con la tortuguita y un recreo para las maestras en su ardua tarea diaria. Y es difícil volver de eso.

Pero hoy que la realidad se impuso, tanto la sociedad como los chicos mismos reclaman -las más de las veces en silencio- otras competencias. Y se necesitan docentes formados para proveerlas -en el sentido de aprovisionarlos, de darles lo necesario para el resto del camino.

Por eso no parece tiempo de recetas sino de ideas, de un trabajo solidario, transversal y creativo entre profesionales. Creo que esta es la idea central que nos lleva en este blog a abrevar tan seguido en las ideas de Castells, Pozo, García Canclini, Sarlo, Levis y tantos otros que mirando a las tecnologías como un hecho social -que lo es-, analizan, critican, evalúan, aportan, despiertan. Pero nunca imponen.

Ahora bien, uno puede debatir, compartir, aceptar o rechazar ideas de o con otros, pero las conclusiones siempre deben ser propias, personales. El que hoy no está dispuesto, menos lo estará mañana.

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