El lunes a la noche estuve viendo el programa de TV «El gen argentino», una especie de concurso en el que el premio sería confirmar que Dios sí es argentino. El público con su voto decide quién se queda y quién se va entre una serie de personajes públicos destacados, actuales e históricos, de distintas áreas de la cultura, el arte, la ciencia y el deporte, quienes fueron también seleccionados por el público de una larga lista propuesta por el programa antes de comenzar. O sea, queda todo entre nos. Es nuestro gen, después de todo…
En definitiva, el del lunes fué el penúltimo programa y quedaron como finalistas el Gral. San Martín, el Dr. Favaloro y el deportista Fangio. Al Che y al Negro Olmedo los echaron ese mismo día. También quedaron afuera en emisiones anteriores Perón, Evita, Maradona, Cortazar, Belgrano y Borges, entre otros, siempre por decisión del público.
Surgen algunas cosas interesantes en el programa. En particular el panel de ilustres que interviene en el debate es muy interesante y sus opiniones y comentarios casi siempre iluminan la cuestión. El del lunes fue un programa particular porque se trató del «lado oscuro» de los finalistas, es decir, aquellas cuestiones al menos descutibles de cada uno de los personajes. De los contemporáneos, todos los cuestionamientos estuvieron relacionados con la época de la última dictadura (1976-1983). Salvo el Che, por obvias razones.
Ahora bien, los cuestionamientos fueron discutidos, algunos rebatidos y otros confirmados con el silencio de los panelistas. Pero lo que sucedió con la figura del general San Martín fue casi vergonzoso. Me explico para los que no lo vieron: se dijo de San Martín que fue, por ejemplo, colaboracionista inglés y que se quedó con dinero que no le correspondía porque era ambicioso. Eso es a lo que me refiero con revisionismo idiota, más ligado al amarillismo que a la rigurosidad que requiere la investigación histórica.
El panelista encargado de defender la figura de San Martín fue Rodolfo Terragno, quien ha estudiado la vida del general y desmintió uno a uno y con fundamentos, los cuestionamientos hacia el procer. Estaba Felipe Pigna también en el panel, quien sólo se limitó a asentir lo que Terragno decía. Me llamó la atención el silencio de Pigna, historiador de los más expuestos a los medios del momento.
A la mañana siguiente, en el programa de radio de Pergolini tuve la respuesta a esa curiosidad: a la pregunta de Mario sobre su silencio, Felipe respondió que estaba muy bien lo que Terragno había dicho y que él no tenía nada que agregar.
Personalmente creo que sería bueno que fuera ese gen el que prevaleciera en los argentinos: el de la humildad, el respeto y la coincidencia que, sin rehuir al debate civilizado cuando es necesario, sabe callar cuando otros saben hablar. Bien por Pigna.
Hasta ahora he visto todos los programas del Gen Argentino salvo el que trató sobre Deportes donde Fangio eliminó a Maradona y lo más rescatable es que al fin se puede ver en televisión abierta un programa que hable de nosotros a través de personas de las cuales a veces no sabenos lo suficiente, a pesar que algunas cosas de Mario Pergolini pueden ser criticables, con este programa y con «Algo habrán hecho» está tratando de hacer una televisión a la que no estamos acostumbrados pero esto nos demuestra que se puede.
Miguel: Totalmente de acuerdo. Pero quise rescatar aquí la actitud de Pigna, quien justamente tiene que ver con ambos programas, sobre todo con «Algo…»
Un abrazo,