Tim O’Reilly tiró la primera idea: postuló siete normas para regular la actividad de los bloggers, como una manera de buscar el desarrollo «responsable» de la blogósfera, el conjunto de bitácoras que ya suman más de 72 millones en toda la Web.
Dado que estamos de acuerdo con que se requiere de cierta regulación mínima, levanto del blog de Oscar Raúl Cardozo los siete puntos de la propuesta, resumidos:
1. Ser responsable de los comentarios que permites en tu blog, no sólo de tus propias palabras.
2. Etiquetar el nivel de tolerancia para comentarios abusivos.
3. Considerar la eliminación de todo comentario anónimo.
4. Evitar a los «trolls» (se llama así a las personas que dejan comentarios u otro tipo de participación que se limita a insultar, agredir o crear polémica).
5. Buscar la conversación fuera de Internet y hablar directamente o a través de un intermediario.
6. Denunciar a aquellos conocidos que tengan un mal comportamiento.
7. No decir en Internet lo que no se puede decir cara a cara.
Creo entender que aquí no se está hablando de oscuros intereses o del cercenamiento de libertades, como algunos quieren ver, ya que habla de conductas y decisiones con las que puede acordar o no el blogger, pero que a todas luces le pertenecen.
No se trata de censurar o restringir; se trata del respeto a la convivencia necesario para sacarle provecho al medio, en la más absoluta libertad. Si el visitante es capaz de entenderlo, bienvenida sea la participación, la discusión, el intercambio. Sino, dejenme poner las reglas de juego, decidiendo que me gusta y que no. En mi casa, yo al menos, hago eso…